Sin descuidar la formación
Nuestros ciclistas nos cuentan cómo compaginar estudios y entrenamientos en tiempos de coronavirus
Compatibilizar el estudio y la competición es una de las señas de identidad del Carácter Lizarte. En estos últimos meses, no sólo el aspecto deportivo se ha visto afectado para nuestros corredores. Clases online, nuevos horarios y agobios en algunos casos, han sido los nuevos compañeros de ruta de nuestras promesas. Carlos Ruiz, Pepe Ginestar, Juanjo Rosal y Diego Uriarte nos cuentan cómo están viviendo esta época de cambios, falta de certezas y ausencia de objetivos deportivos cercanos en el tiempo.
Grados universitarios y grados de formación profesional, presenciales o a distancia; en su ciudad de origen o en nuevos lugares. La gama de estudios en este equipo es tan amplia como la oferta formativa del sistema de enseñanza. La situación de alerta sanitaria que ha afectado de lleno al país ha supuesto una revolución en la vida de algunos de los ciclistas del Equipo Lizarte.
Carlos Ruiz (1997, Zizur Menor), el ‘veterano’ del conjunto ‘rosa’, se ha visto beneficiado en el aspecto académico. Aunque reconoce que deportivamente el parón ha supuesto un traspiés importante en su proyección como ciclista, el confinamiento ha llegado en el momento menos malo. Sin muchas esperanzas de retornar la competición esta temporada, este estudiante de Historia en la Universidad de Navarra se ha centrado en rematar su Trabajo Final de Grado, que entregará a finales de junio. Su investigación sobre el Ostracismo Ateniense tiene ya más de 200 páginas escritas.
Uno de los ‘juveniles’ del Equipo Lizarte compagina su carrera ciclista con el Grado en Medicina en la Universidad Autónoma de Barcelona. Pepe Ginestar (2001, Gata de Gorgos) cambió este año muchas de sus costumbres con el objetivo de cumplir su sueño ciclista y su ambición como estudiante. Cambió su localidad natal, de apenas cinco mil habitantes, por la gran Ciudad Condal. La alerta sanitaria ha supuesto un parón en la nueva vida de Ginestar, pero el alicantino se lo toma con filosofía. Reconoce tener más tiempo para sus estudios, sin descuidar la bicicleta, que le sirve como vía de escape y desconexión en los días más duros. Tan de sorpresa le pilló al alicantino el confinamiento, que todavía guarda enseres en Barcelona.
Algo en lo que coinciden nuestros ciclistas es en la mejora con el paso de los días de confinamiento. Acostumbrados a jornadas largas de carretera, la dinámica de rodillo pasó factura en los primeros días de la cuarentena. Poco a poco se han ido adaptando al nuevo escenario, y es que, como recuerda Jon Armendariz, director deportivo del equipo ‘rosa’, “somos animales de costumbres”.
Juanjo Rosal (2001, Cánoves i Samalús) es otro de los sub 23 que ha tenido que amoldarse. Aunque la ilusión por comenzar en la nueva categoría se ha visto truncada, el ciclista catalán ha tenido más tiempo para rematar ‘su’ Bachiller, al que le dio al palo el año pasado. Con solo dos materias por superar, Rosal se impuso una rutina durante la cuarentena que le permitiera cumplir con sus objetivos: por la mañana, en ayunas, realizaba un primer contacto con la bicicleta. Tras el desayuno, otra sesión de ciclismo; la más cargada del día. Por la tarde, y con los deberes deportivos hechos, era turno de la Filosofía y las Matemáticas, de las cuales se examinará ‘online’.
No todo ha sido certidumbre para nuestros corredores durante el estado de alarma. Diego Uriarte (2001, Barañain), otro de los nuevos valores del Equipo Lizarte, ha vivido cambios y desconcierto durante las primeras semanas de confinamiento. El navarro, estudiante de Enseñanza y Animación Sociodeportiva en Huarte, comenzó sin clases online, sustituyendo las sesiones por trabajos individuales. En un grado de formación profesional eminentemente práctico, la teoría ganó terreno a la práctica, lo que Uriarte ha paliado con sesiones de rodillo que le servían al ciclista ‘rosa’ de desahogo, aunque reconoce que los últimos días de entrenamiento en casa antes de poder salir a entrenar a la calle se hicieron pesados. De hecho, desde que se aliviaron las medidas restrictivas de confinamiento, el navarro no ha vuelto a utilizar el rodillo.
Aunque las clases no volverán hasta, como mínimo, septiembre de este año, las carreteras ya están plagadas de ciclistas. Nuestros corredores siguen concentrados y con ilusión, esperando con paciencia la competición que, antes o después, llegará.
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