Recuerdos de la mejor temporada de nuestra historia
En 2016, el Equipo Lizarte cosechó 31 triunfos y 5 nuevos profesionales
De los veintiocho años de historia de la Asociación Deportiva Galibier, hay una campaña que sobresalió en el campo amateur: la temporada 2016. Un curso ciclista de ensueño que se cerró con treinta y una victorias y cinco nuevos profesionales: Richard Carapaz y Héctor Carretero (Movistar Team); Marcos Jurado y Marcos Rojo (Burgos BH); y Óscar Rodríguez (Euskadi – Murias).
Un año en el que los ‘rosas’ no se bajaron del pódium, pues desde los treinta y dos triunfos del Construcciones ACR – Sky Blue en 1996 no se recordaba una temporada tan exitosa en el conjunto navarro. Héctor Carretero inauguró en Estella el casillero de victorias y fue el aragonés Sergio Samitier quien lo cerró en Zaldibia, poco después de descubrirse en la mítica a la vez que importante Subida a Gorla. Remarcables fueron también los tripletes rubricados en Durango, en la Copa de España de Torredonjimeno y en la primera etapa de la Vuelta a Navarra. Sin olvidar, por supuesto, la memorable Vuelta a Palencia, donde el podio fue rosa en su totalidad; y el dominio en la Vuelta a Navarra, conquistada por Richard Carapaz.
Pero no fueron las victorias lo que marcaron, pues, como dice Manolo Azcona, presidente de la AD Galibier, “el ganar es un añadido de hacer las cosas bien”, ni tampoco lo fueron los trece de veinticuatro jóvenes del Equipo Lizarte de la promoción del 2016 que en temporadas posteriores conocieron el profesionalismo, sino el ambiente que en su seno se respiraba, muy parecido al que actualmente reina en el Equipo Kern Pharma, donde en 2022 militarán seis de esos ‘lizartes’.
La clave de ese éxito fue, para Juanjo Oroz, managener general del Equipo Kern Pharma y del Equipo Lizarte y director de la formación rosa en 2016, una combinación de varios factores. “Era un equipo joven, con muchas ganas y calidad, y nos creíamos capaces de muchas cosas”, considera. “Valoro mucho que, siendo el año en el que Richard Carapaz se destapó, lo que destacó de sobremanera fue el bloque del Equipo Lizarte”.
El corredor ecuatoriano, del que todos guardan un gran recuerdo, tuvo un papel clave en la formación navarra y trabajar con él fue “muy bonito”, reconoce Oroz. “Fuimos su primer equipo en Europa”, recuerda, y añade: “El éxito de Carapaz quizá recayó en el equilibrio entre su ímpetu por demostrar el nivel que tenía y la serenidad para poder decidir bien en carrera. Estoy seguro de que le enriquecimos, pero él a nosotros también”.
Rubén Montoya fue otro de los jóvenes privilegiados que pudieron experimentar en primera persona ese Carácter Lizarte del que se comenzó a hablar entonces. “Había una gran unión entre corredores y staff”, recuerda. “El ambiente era muy bueno y en carrera nos entendíamos a la perfección, y esa sintonía que había fue lo que nos llevó a conseguir tantas victorias”.
Recién llegado al Equipo Lizarte ese mismo 2016, el murciano encontró en el conjunto capitaneado por Juanjo Oroz una familia. Y tal fue la conexión que, a día de hoy y tras haber salido del equipo, todavía recibe con ilusión cada noticia y cada victoria. Para Montoya, “haber formado parte de una plantilla así es un orgullo”. “A día de hoy es uno de mis mayores logros el haber pertenecido a esa familia y tengo muy buenos recuerdos”, determina, a la vez que reconoce sentirse contento de haber aportado su granito de arena y lo vive como una “recompensa al esfuerzo realizado un día tras otro”.
Fue una temporada de emociones y buenos momentos. Con especial ilusión recuerda la charla previa a la Subida a Urraki. “Estábamos en la nave con Manolo Azcona dándonos instrucciones”, relata, “llegó Richard (Carapaz) y le dijo: ‘Manolo, no hace falta que digas nada porque voy a ganar’. Y así fue. Llegó y ganó la carrera”.
Otra anécdota parecida que perdura en la memoria del entonces corredor rosa Mikel Ezkieta, ahora mecánico en el Equipo Kern Pharma, tiene como protagonista también al recién llegado Carapaz. “No se me olvida la carrera de Durango, la primera de Richard con nosotros, y no por el triplete”, cuenta. “Fue una carrera rapidísima de salida y yo casi ni me enteré. Se metió en la primera fuga de salida, pero en los puertos Jaime Castrillo se fue solo”, prosigue Ezkieta. “Varios kilómetros después arrancaron Carapaz y Óscar Rodríguez, le alcanzaron y llegaron los tres a meta en solitario. Ese día pensé: Qué motor tiene Castrillo y qué bueno es Carapaz”.
“El nivel medio era muy alto, al igual que la confianza entre todos los miembros del equipo, lo que nos llevó adar auténticas exhibiciones”, considera el mecánico del conjunto farmacéutico. Aún así, destaca “el poder de muchos corredores que años después han demostrado lo buenos que son” e insiste en que fue en esa temporada 2016 cuando el Equipo Lizarte dio “un paso adelante a la hora de correr”. “Ganamos y no por casualidad, sino que intentamos dominar la carrera. Hicimos un gran trabajo colectivo y todo el mundo estaba dispuesto a ayudar en cualquier momento”. Fue, en palabras del propio Mikel Ezkieta, cuando “comenzó a forjarse el Carácter Lizarte”.
Las treinta y una victorias fueron solo la punta del iceberg. Debajo de ellas se encontraba sumergido, pero no invisible, todo el trabajo de veinticuatro corredores y sus técnicos, remando en una misma dirección. “Se podría resumir en la frase de Héctor Carretero: ‘A tirar’”, recapitula el sub23 navarro de primer año en ese momento, Carlos Ruiz.
Preguntado por qué destacaría de aquellos años en la formación ‘rosa’, Ruiz, quien ahora se encuentra estudiando en Israel tras completar el Grado de Historia, responde: “Me quedo con la disciplina que me aportó. Nos enseñaron a no ser tramposos, a jugar limpio aunque luego nos salga mal para poder sacar una lección de eso, a romper la carrera, tener actitud y sobreponerse a las dificultades”.
Del Equipo Lizarte no surgieron solo grandes ciclistas, sino grandes personas. Es el objetivo principal que se persigue desde la AD Galibier, como indica su presidente: “Nuestra ventaja es conseguir que todos los años se respire un ambiente de felicidad y amistad, de estar a gusto con lo que se hace y con los compañeros. Para mí, es el mayor premio y la mejor carrera ganada”.
Esta filosofía, conocida como Carácter Lizarte, se mantiene a día de hoy. “Es algo que nos diferencia del resto de equipos; una forma de vida, de entender el ciclismo y de tratarnos unos a otros. Somos una piña y ahí está el truco”, concluye Azcona. Un pensamiento que comparte Juanjo Oroz. Para el manager, el espíritu de aquella plantilla perdura a día de hoy en el conjunto farmacéutico: “Sin el Equipo Lizarte no seríamos lo que somos, pues la filosofía es la misma y nuestro sueño, cada vez más palpable y cercano, es que el Equipo Kern Pharma sea en el profesionalismo lo que fuimos en el campo amateur”.
Te puede interesar…
Más historias de Ciclismo Real