16 días en Andorra
Roger Adrià nos cuenta su primera concentración en altura
Este jueves comienza el Giro d’Italia U23, uno de los grandes objetivos de la temporada del Equipo Lizarte. Serán diez días en las que nos enfrentaremos a las mejores jóvenes promesas del ciclismo. El año pasado fuimos terceros en la general por equipos, rozamos el top10 de la individual con Nicolás Sáenz y, sobre todo, regresamos a casa con un excelente sabor de boca. Este año queremos dar un paso más.
En ciclismo, diez días de competición significan varios meses de preparación. Los seis corredores del Equipo Lizarte que participarán en el Giro d’Italia U23 conocen su convocatoria al menos desde finales de abril y han planteado el mes de mayo con los objetivos de disputar la Vuelta a Bidasoa o la Vuelta a Navarra y preparar la ‘corsa rosa’.
Parte esencial de la preparación de un ciclista de élite es la concentración en altura. Se trata de un período en el cual el corredor vive y duerme por encima de los 2000 metros de altitud sobre el nivel del mar con objeto de propiciar unas adaptaciones fisiológicas en su cuerpo que repercuten positivamente en su rendimiento. En altura hay menos oxígeno, y el cuerpo del ciclista aprende a optimizar su transporte y su uso. Cuando vuelve a una altitud normal, el ciclista siente un punto extra.
La concentración en altura es, además, un periodo de tiempo sin distracciones. El corredor se dedica por entero al entrenamiento físico por carreteras nuevas, y también al entrenamiento invisible: al descanso, al cuidado de su alimentación, a la correcta rutina. Una periodo de tiempo, en definitiva, consagrado a alcanzar el máximo rendimiento.
¿Coser y cantar? En absoluto. Entrenar en altura representa riesgos. Cada cuerpo reacciona de una manera, por lo que es muy importante escucharlo con atención. Hay que invertir unos días en adaptarse a la altitud; gestionar bien las cargas de entrenamiento para no fatigarse en exceso; saber descansar después de la concentración para permitir al cuerpo readaptarse a la altitud normal.
Uno de los ciclista del Equipo Lizarte que correrá el Giro d’Italia U23 es Roger Adrià, ganador de la Copa de España. El ciclista catalán vivió este mayo la primera concentración en altura de su vida y comparte con nosotros cómo fue la experiencia.
Nos alojamos en unos apartamentos que encontró Jordi López en Bordes d’Envalira, a 2000 metros de altitud, bastante cerca de Soldeu.
Subimos el lunes siguiente al Gran Premio Macario. De primeras estuvimos Iñigo Elosegui, Martí Márquez y yo. Al otro lunes, tras Bidasoa, se marchó Martí y llegaron Jordi López y José Félix Parra. Después llegaron Ibon Ruiz y Kiko Galván, y nos marchamos Elosegui, Parra y yo para descansar de cara a Navarra.
En total fueron 16 días. Decidimos cuánto tiempo íbamos a estar junto a nuestra entrenadora, Iosune Murillo, cuadrando fechas para estar el máximo tiempo posible en altitud y tener una semana de descanso y readaptación del cuerpo de cara a Vuelta a Navarra. Cuando ya has subido y bajado varias veces el tiempo de adaptación es menor, pero al ser nuestra primera vez en altura nos dejamos un poco de margen para ver como responden nuestros cuerpos al estímulo.
Los entrenamientos en altitud son iguales que los estándar, salvo en el capítulo de la intensidad. Cuando entrenamos en grupo con compañeros, solemos “picarnos” en puertos, esprintar jugando… Y eso hay que vigilarlo con mucha atención en altitud porque, con la carencia de oxígeno, esos esfuerzos de más suponen una fatiga extra.
Un concepto importante es el “umbral”, que es el punto del esfuerzo en el cual el cuerpo deja de sacar la energía del oxígeno y empieza a buscarla a través de otros mecanismos. En estos 16 días, nosotros sólo hemos trabajado el umbral y por debajo del umbral, con series “suaves” en las cuales pasábamos horas en un punto de intensidad que nos exigía esfuerzo pero no nos extenuaba.
En total, hemos hecho 53 horas. En distancia han sido 1400 kilómetros, pero la cifra que mejor refleja el trabajo es el desnivel acumulado: 28000 metros. Yo he hecho todos los puertos de Andorra, ¡absolutamente todos! El mejor, por las vistas, ha sido el Port de Cabús. También me ha gustado bastante la Gallina.
Los ciclistas del Equipo Lizarte que compartíamos piso hemos procurado entrenar juntos. Como cada uno tenía su programa de series, solíamos ir suave hasta un puerto y, una vez en él, cada uno arrancaba su serie.
Hemos aprovechado estos días para quedar con varios de los ciclistas profesionales que viven o entrenan en Andorra. El primer día quedamos con Purito Rodríguez; en otros muchos, con Carlos Verona o Marc Soler, del Movistar Team. También con Noel Ruiz, un fisioterapeuta muy majo que nos ha ayudado bastante.
Después de entrenos largos, lo más importante era descansar para preparar el cuerpo. Igual llegábamos a las 16:00 o las 17:00… Descansábamos, veíamos un poco el Giro d’Italia, hacíamos ‘core’ y estiramientos… Y ya, una vez reposados, salíamos a hacer la compra. Teníamos que ir al supermercado todos los días porque gastábamos la comida muy rápido. No sé las razones, pero en altura hay que comer mucho más porque se queman más calorías de lo normal.
La verdad es que la concentración en altura se hizo un poco monótona. Son 16 días prácticamente iguales, haciendo lo mismo. Pero sabíamos por qué estábamos allí: estábamos trabajando de cara al Giro d’Italia U23 y también de cara al futuro, acumulando una experiencia muy valiosa para cuando pasemos a profesionales… Y, además, Parra se trajo una Play Station 3 con el FIFA 14. Eso también ayudó.