Pedrero atiende la llamada del profesionalismo

Después de cuatro campañas a las órdenes de Manolo Azcona, Antonio Pedrero consigue su anhelado y más que merecido sitio en profesionales. Desde mañana sábado, el catalán muda los colores del equipo Lizarte por los del Inteja-MMR, conjunto continental con licencia dominicana que acogerá al de Terrassa en lo que resta de temporada: «Me dan la oportunidad hasta final de año y no se puede dejar pasar la ocasión, hay que probarlo. Ha surgido todo de golpe, supe de la posibilidad hace apenas dos semanas y rápidamente me he hecho a la idea. De momento el planteamiento es correr mañana en Ordizia y después el Tour de Guadalupe».

 

El barcelonés dice adiós a aficionados en un verano en el que «iba de líder en el Torneo Euskaldun, sacaba unos cuantos puntos al 2º, Iturria, y la verdad es que lo veía bien para acabar ganándolo, pero ante un hueco arriba no se puede dudar ni decir que no. Llevo unos cuantos años en amateurs, estoy un poco cansado, y ya no sabía muy bien qué más podía hacer para demostrar que merezco estar en profesionales».

 

2012 fue su primera temporada como rosa, en su tercer año como sub-23: «Cambié a Lizarte porque veía que era un buen equipo, con muchos años en la categoría. También me atraía que hubiera élites, en otros equipos sólo tienen sub-23 y sabía que quizá necesitaría algún año más antes de dar el salto. El primer año noté un salto de calidad, aunque no se vio traducido en victorias; es posible que compitiera demasiado. Al siguiente fue cuando empecé a ganar y di otro paso hacia delante. El año pasado fue el más difícil, sobre todo por la cabeza. Al pasar a ser élite se te va toda la motivación y además se juntó que tuve varias lesiones, pero aun así pude ganar la Vuelta a Navarra. Esta temporada he vuelto a disfrutar de la bicicleta y los resultados lo reflejan, tanto en la Copa de España y los Euskaldun con las dos victorias en Torredonjimeno y Urraki».

 

Pedrero abre ahora una nueva etapa: «El ritmo de carrera creo que lo tengo, aunque hasta que no esté un tiempo en profesionales no sabré cuál puede ser mi sitio. Espero que estos meses me sirvan para demostrar lo que valgo y no tener que volver a amateur». El 35º profesional de la estructura navarra concluye con gratitud: «Con Manolo he estado muy bien todos estos años y le debemos mucho por lo que lucha por el equipo, por ejemplo por contar un hotel como el Andia, que ha sido un poco mi casa. Es una suerte tenerlo porque no te falta de nada y tú sólo te ocupas de darle a los pedales»