Los mimbres de un sueño
El Construcciones ACR – MRA dio el pistoletazo de salida a 30 años de historia de la AD Galibier
Una lesión en la vértebra puede cambiarte la vida en muchos aspectos. A Manolo Azcona le privó de continuar su carrera como ciclista cundo rodaba en categoría sub-23. ¿Qué habría pasado si ese infortunio no hubiera aparecido en su camino? Es imposible responder. Pero quizás no estaríamos hablando de la Asociación Deportiva Galibier, que Azcona preside desde su fundación en 1993, ni de su treinta aniversario. Dejar la bicicleta como corredor le empujó a buscar otra forma de vivir su gran pasión, el ciclismo de carretera. Como suele rezar el refrán anglosajón, el resto es historia.
“No era fácil para mí, pero quería tener mi propio equipo. Y quería que fuese un equipo grande”, explica de viva voz el propio Azcona, rememorando el momento en el que dirigía a la Peña Ciclista Alas. Nos encontramos en 1992 y la trayectoria de una de las escuadras más relevantes del ciclismo navarro está a punto de comenzar. Fata lo primordial. Lo necesario en cualquier empresa que se precie. Recursos económicos. “Llamé a las puertas de más de cien empresas de Navarra, Euskadi… todo lo que estaba más o menos alrededor de Pamplona. Hay que tener mucha paciencia y, después de numerosos intentos, tuve la suerte de encontrarme con Javier Osés, de Construcciones ACR”, narra.
Osés, gran aficionado al deporte de las dos ruedas, solo necesitó cinco minutos de conversación para dar el sí. Su empresa sería el primer patrocinador de la historia de la Asociación Deportiva Galibier y 1993 la temporada primigenia de una aventura que aún hoy prosigue. Una veintena de ciclistas conformaron aquella plantilla repleta de ilusión, tanto por parte de los propios corredores como de un Azcona que vio cumplido su gran sueño. Le acompañaron en el cuerpo técnico su hermano Juan y el ex ciclista leitzarra Luis Vicente Otín.
La etapa de ACR como espónsor principal se extendió hasta 1996, ya que en 1997 y 1998 seguiría como segundo patrocinador de la mano de Sky Blue. Como señala Azcona, aquella es, vista desde la actualidad, su particular ‘belle époque’. “Los recuerdo como años preciosos en muchos sentidos. En lo humano, porque éramos una gran familia, y en lo deportivo, porque conseguimos ser muy competitivos y convertirnos en el trampolín de muchos ciclistas que pasaron a profesionales”, recuerda el presidente de la Asociación Deportiva Galibier.
Un buen referente de esa camada de corredores que llegaron a la élite aupados por la labor de Azcona en la dirección deportiva es Joseba Beloki, tres veces podio del Tour de Francia. El vasco compitió en la disciplina del Construcciones ACR en 1996 y 1997, antes de pasar con el Euskadi al pelotón profesional. “Contactaron conmigo en el Campeonato de España de 1995, el propio Manolo subió a mi habitación para tratar de ficharme y acepté encantado”, cuenta.
El Construcciones ACR ya era un equipo grande en el panorama aficionado ―victoria en la Vuelta a España amateur incluida― y Beloki se embarcó en una aventura que acabaría siendo clave en su desarrollo. “Sobre todo, aprendí a tener perseverancia. Tras mi primer año, no pude dar el salto y seguí trabajando igual para lograrlo al año siguiente. Mi llegada coincidió con cierta savia nueva y un grupo que engranaba muy bien. Para mí, el genio de Manolo aparecía a la hora de dotar de solvencia al equipo”, explica Beloki, quien fue el tercer neoprofesional que catapultó ACR tras Claus Michael Møller y Juan José de los Ángeles. Junto al vasco, en 1997 también dio el saltó a la élite Ernesto Manchón.
En los largos trayectos entre carrera y carrera, Azcona escuchaba manejando el volante la canción ‘Un corazón tendido al sol’ y tarareaba encendido sus estrofas emulando al gran Víctor Manuel. El mentor también tenía sus momentos de desconexión ciclista en la era de un equipo con otros nombres que quizás merecieron pasar a profesionales y no lo lograron, como Manterola o Butini. “Fue una generación muy buena de corredores y yo, en cierto modo, un novato que seguramente falló muchas veces y por ello, probablemente, perdimos carreas que teníamos ganadas. Pero creo que conseguimos brillar y abrir un bonito camino”, sentencia Azcona.
Te puede interesar…
Más historias de Ciclismo Real